Por Dan Reiland

Cuando se está al frente y tomando nuevos territorios, los pasos en falso son parte del viaje. Si no está cometiendo errores, probablemente no está liderando de verdad.

Todos los líderes cometen errores, la clave es no cometer el mismo dos veces. Si un líder sigue repitiendo el error, es señal de que no está aprendiendo.

Seguro que he cometido mi buena dosis de errores y ahora no estoy libre de ellos. Afortunadamente, hoy en día no son tan frecuentes, y el contexto también es importante. Es decir, estamos haciendo más cosas bien que mal. Pero, de nuevo, si usted está liderando en aguas desconocidas, cometerá errores.

Los líderes que intentan encubrir, justificar o minimizar sus errores suelen tener problemas más profundos. Liberarse de ese cautiverio es una de las cosas más sanas que puede hacer un líder.

Señales de advertencia que pueden impedirle asumir sus errores:

El orgullo que nos hace querer quedar bien y tener siempre la razón cueste lo que cueste. La actitud defensiva y la arrogancia pueden ser el resultado de este orgullo que bloquea la capacidad de crecer y aprender.

La inseguridad que nos hace intentar ser alguien distinto a nuestro verdadero yo, alguien con menos defectos y más querido. La inseguridad nos hace fingir en lugar de disfrutar siendo la persona que Dios nos hizo ser.

Tomarnos a nosotros mismos demasiado en serio puede en realidad causar más errores porque daña nuestras relaciones y perdemos la libertad de disfrutar de nuestro trabajo.

La deshonestidad entra en juego al intentar ocultar, encubrir o culpar a otro de nuestro error. Decir la verdad es esencial para nuestro carácter y para liderar bien.

Su entorno de trabajo marca la diferencia en su capacidad para asumir sus errores. Una cultura sana, orientada al crecimiento, que entienda que los errores forman parte del aprendizaje y la maduración, es un regalo para su crecimiento como líder.

Un proceso de 5 pasos para gestionar los errores de forma saludable:

1) Asúmalo completamente.
En más de una ocasión relacionada con un asunto de personal que estaba a varios niveles de mí, y yo no estaba personalmente involucrado, le he dicho a nuestro pastor principal: «Soy responsable de esta situación y estoy en ello».

Si algo es directamente culpa suya, es aún más importante que lo asuma plenamente. A veces hay que pedir disculpas, y luego seguir adelante.

No trate de esquivarlo, esconderlo o echar el camión hacia atrás por encima de otra persona. Asúmalo y sigue adelante.

Hay una gran libertad en asumir sus errores. Su valentía y madurez en este proceso le permiten crecer y convertirse en un mejor líder.

2) Divúlguelo rápidamente.
Cuando cometa un error, dígalo enseguida. Esto es valiente y aclara las cosas. Esto permite que todo el mundo busque soluciones y avance en lugar de culpar a otros.

Si algo sale mal, usted debe ser el primero en decir: «Oye, he cometido un error». No «Culpa mía». No lo minimice. Es mejor decir: «Es mi error». Nuestras palabras como líderes marcan la diferencia.

No es necesario hacer de cada error un gran problema. De hecho, en la mayoría de los casos basta con decir las cosas con serenidad.

Su jefe o su equipo le amarán por eso, y su sinceridad y madurez aumentan la confianza. Le respetarán más porque usted lo ha visto, lo ha asumido y lo ha dicho.

Y nunca es buena idea que su jefe se entere por otra persona que no sea usted.

3) Resuélvalo correctamente.
Las soluciones ayudan a pasar de un problema a un progreso. Una buena solución cambia el enfoque del tono negativo de un «error en el aire» a uno de avance y progreso.

Sumérjase a fondo para solucionar el error. El trabajo cosmético que sólo basta para cubrir la superficie no arregla realmente el problema. Las soluciones duraderas requieren algo más que un retoque.

Es esencial comprender qué falló y la diferencia entre, por ejemplo, un fallo del sistema o un error humano.

Hay que hacer un seguimiento, repetidamente, hasta que esté totalmente rectificado. Esto puede lograrse en unos pocos días, o puede llevar semanas o meses. No importa, resuélvalo correctamente cueste lo que cueste.

4) Aprenda a fondo de ello.
Si usted es como yo o como la mayoría de los líderes, nos movemos bastante rápido.

Hay mucho que hacer, así que tengo tendencia a avanzar demasiado deprisa. ¿Y usted?

Una vez resuelto un problema, paso al siguiente. Pero eso no significa que haya aprendido algo.

Es importante que nosotros, como líderes, nos tomemos un tiempo para hacer una pausa y pensar detenidamente qué nos llevó a cometer el error, de modo que podamos aprender realmente de él.

Por ejemplo, ¿fue la falta de experiencia? ¿Fue una decisión equivocada y, en caso afirmativo, por qué? ¿No se invirtió suficiente tiempo en reflexionar? ¿Hubo distracción? ¿Fue algo más circunstancial? Este proceso es pertinente y útil para todos nosotros.

A partir de ahí, conviene dedicar unos minutos a reconocer cómo lo haríamos mejor la próxima vez.

5) Supérelo adecuadamente.
No se castigue. Si ha completado los cuatro primeros pasos, sacúdase.

Adapte su nivel de respuesta a la magnitud del error.

Por ejemplo, supongamos que usted falló en una cita, perdió una y nunca lo hace. Todo el proceso debería llevarle unos cinco minutos. Asuma el error, discúlpese, fije una nueva cita, averigüe qué falló en su sistema y supérelo.

O, por ejemplo, cometió un error presupuestario de 200.000 dólares y ahora está en números rojos por esa cantidad de dinero. Eso es un error de una magnitud muy diferente. Va a ser complejo incluso antes de empezar. Llevará tiempo comprender lo que ha ocurrido realmente. Puede llevar meses resolver el problema, etc.

Pero todo empieza en el mismo punto. Asumirlo plenamente y revelarlo por completo, y luego profundizar en la solución y el aprendizaje.
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Aquí lo tiene.
1.      Asumirlo completamente.
2.      Divulgarlo rápidamente.
3.      Resolverlo correctamente.
4.      Aprender a fondo del mismo.
5.      Superarlo adecuadamente.

¡Pase esto a su equipo y amigos que dirigen!

Derechos de Autor © 2024 Dan Reiland

Traducido por: Elizabeth Guevara Cabrera