Encuentro se realizó del 30 de junio al 14 de julio de 2018 en Guatemala y Costa Rica, el evento impactó la vida de cientos de personas, tanto de las comunidades que fueron ministradas, como la de los voluntarios. Mateo Cañas de El Salvador nos comparte parte de su testimonio durante su tiempo de servicio en Guatemala.
Participé en Guatemala del 28 de junio al 17 de Julio, trabajando con el equipo de coordinadores de Encuentro. Visité 11 de los sitios de trabajo y pude ver las manos y los pies de Jesús sirviendo en medio de su pueblo a través de muchos jóvenes de nuestra Región Mesoamérica y la región de EUA y Canadá.
Desde que inicié en las misiones, he sentido un cambio en mi personalidad y mi forma de ver, no solo el mundo, sino que la Iglesia. Me siento orgulloso del trabajo que la Iglesia del Nazareno está efectuando en Guatemala, y es para mí un honor llamarme nazareno. He podido ver una gran necesidad en este país, pero así mismo he visto el trabajo y la pasión que muchas personas tienen para poder llevar esperanza donde no la hay.
Durante las dos semanas del proyecto, fue un privilegio trabajar en la Iglesia Manantial de Vida; Una iglesia que inició su construcción el mes de mayo, y fui parte desde el primer día de construcción. Con la ayuda del Señor y Encuentro, he podido ver terminada la obra. No hay nada que llene mi corazón de alegría como esa iglesia, sus miembros y la comunidad.
La iglesia está ubicada en una montaña en las afueras de la ciudad, su clima es cálido, su silencio, sus atardeceres y su paz fueron lo que cautivó mi corazón. Las personas son muy humildes, siempre con una sonrisa en sus rostros y la hospitalidad de la comunidad ha sido increíble.
Para mí, esa iglesia es un ejemplo del amor de Dios hacia su pueblo, y el verla terminada me motiva a seguir trabajando. Estas semanas de misiones fueron increíbles, y dejan en mi corazón una satisfacción de haber hecho lo que Dios me llamó a ser… sus manos y sus pies.
Agradezco a la JNI regional la oportunidad que me brindan de poder servir, de poder expresar mi talento para bien y ayudar a las personas más necesitadas. Siento que estoy haciendo lo correcto en esta etapa de mi vida, y Dios me lo confirma cada vez que termina una misión.
Mi deseo es poder llevar esperanza a las personas que la perdieron, esa esperanza que Dios me dio en los momentos más difíciles de mi vida. Esa esperanza que Dios promete a sus hijos, y considero que todos en el mundo necesitan, necesitan una oportunidad de poder sentir el amor de Dios. Termino con esta frase que me ha inspirado a lo largo de este trayecto.
«La mejor manera de encontrarte a ti mismo es perderte en el servicio de los demás” – Mahatma Ghandi, 1869.
Pero las más sabias palabras que me obligan de manera voluntaria a rendir mi vida para el servicio, las leo de mi salvador y Señor Jesucristo en Marcos 10:45 “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”