Isaías 44:3-4 (RVR1960) “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas”.
Esta una maravillosa promesa de Dios para los hijos de las familias de este tiempo, pero surge una pregunta, ¿cómo son los niños, adolescentes y jóvenes de esta generación que está emergiendo?, ¿qué la diferencia de otras generaciones anteriores? Creo que los padres deben tomar en cuenta estas características, para ayudarlos a que se cumpla la promesa en ellos.
- Son una generación joven en medio de un mundo lleno de pecado, que les resulta muy atractivo.
- Están creciendo en medio de una serie de nuevas teorías filosóficas, deslumbrantes, asombrosas, pero muchas de ellas falsas y destructivas. Que promueven la maldad, el odio y el libertinaje.
- Por otro lado los jóvenes están sometidos a muchos tipos de estímulos al mismo tiempo, que les aturde, aparte de que son confundidos, y que no le ayuda a pensar, ni profundizar o analizar acerca de quienes son y sobre todo a encontrarse consigo mismos. Aprenden sin profundizar, por lo que llevan una vida superficial, sin un pensamiento crítico, solo buscan estar bien o felices, sin importar cómo.
- Es una generación que está rompiendo con las tradiciones que de una manera u otra les ha dado identidad a las personas, pueblos y naciones.
- Esta generación esta viviendo en una gran cantidad de corrientes religiosas, algunas tan vacías o que solo demandan ritualidad, pero que no dan respuesta a sus necesidades personales y hacen que ellos se alejen de las iglesias y de Dios cuestionando su existencia, luego adquieren formas de vida de otras sociedades como efecto de la globalización, la cual ha llegado hasta la última aldea. Este fenómeno no les permite integrarse a su propio lugar de origen y hasta lo rechazan pues no les ofrece nada agradable. Todo lo anterior, mas la fe ciega en la tecnología, que les da una respuesta rápida a sus cuestionamientos, no permiten encontrar la vivencia espiritual de un encuentro genuino con Cristo. Ante esta realidad ¿Qué podemos hacer como padres? Le sugiero la leer la segunda parte de este artículo para encontrar algunas respuestas que usted como padre puede tener para que se cumpla la promesa de Dios con sus hijos.
Que Dios le ayude en todo lo que emprendas hoy.
Dr. Miguel e Irene Garita
Ministerio Cuidado Familiar, Iglesia del Nazareno, Región Mesoamérica