Durante un viaje a Japón en el año 2012, me encontré con un país fascinante, con una infraestructura desarrollada, un gigante en tecnología. Mi asombro no quedó ahí, al conocer su cultura ancestral, visitando sitios históricos, templos y colegios de primaria y secundaria, se puede percibir, ver y vivenciar, un país donde esa cultura ancestral, los samuráis, la música, comida, el tiempo del té, está orientada hacia un mundo moderno.

Japón es un nicho de legado, donde los padres buscan desarrollar el sentido del hogar y la familia, a través de un enfoque de crianza tradicional japonés, se centra en criar niños disciplinados, independientes, fuertes en carácter, reconociendo sus emociones y haciéndose cargo de ellas, responsables y respetuosos.

Mi línea con este artículo no es venderte la cultura japonesa, quizás pueda por usted mismo, en algún momento, subir a un avión, o navegar en internet y conocer este tipo de crianza milenaria.  Acá no hay tableta o celular que pueda ayudar a quemar tiempo mientras como padres hacemos las tareas del día, o bien que estos aparatos hagan parte de la tarea que nos corresponde, ser padres presentes y consientes, claros del rol, con actitud de paciencia y respeto; y por qué mejor no decir, de la misión que el Señor delegó, “Instruir al niño en su camino”.

El texto de proverbios 22: 6, es tan interesante en su contenido, podemos pensar en dos aristas. La primera, el proverbista Salomón, nos recuerda la importancia de criar al niño en la voluntad del Señor, esto implica, conocer la verdad, su evangelio, y desarrollarse como un ser humano de bien, conforme al carácter de Cristo. La otra arista, podemos pensar en la responsabilidad del padre y de las personas cercanas a él, y por qué no, de la misma iglesia, a llevar al niño a prepararse para toda buena obra, para enfrentarse a la vida con inteligencia y resistir la envestida de las culturas, el modernismo con madurez.

No deseo cansarte con un escrito que dice lo mismo cuando deseas aprender algo nuevo y quizás pienses que no necesitas aprender más; mi interés es llevarte a pensar que siempre la sabiduría antigua, nos ayudará a entender mejor los retos a los que nos enfrentamos a diario, y ver el mundo desde otro punto de vista. Las Sagradas Escrituras nos brindan consejos para construir relaciones sólidas, forjando un carácter y vivir una vida menos compleja.

Instruir a los chicos, implica llevarlos a comprender sus emociones, desarrollar la capacidad de entender a los demás y tener empatía hacia sí mismos y hacia los de su alrededor. Y todo esto depende en gran manera de un acompañamiento de parte de los adultos, como padres vincularse emocionalmente con ellos, y esto implica tiempo y constancia. Sin embargo, con tantas demandas del medio, la influencia de las redes sociales, y posiblemente una historia personal difícil que muchos adultos no estamos dispuestos a ver como una oportunidad para crecer, y sacarle el mejor provecho en lecciones de vida, haga difícil para algunos padres poder guiar a los chicos hacia su camino.

Estamos en un mundo moderno, donde las redes sociales nos exponen un perfil de cómo debemos sentir, pensar y actuar. Un mundo que va de prisa con todos sus avances tecnológicos, y perdemos la capacidad de asombro cada día; donde creemos que la felicidad es acumular cosas, buscando la perfección en nuestra manera de vivir, y ha llevado a angustiar a una sociedad, intoxicándonos con la infelicidad, perdiendo cada vez el enfoque, nuestra esencia como seres humanos, únicos y valiosos. Estamos viviendo en un mundo donde nos bombardean con ideas equivocadas, y el bienestar de los chicos se ha convertido en una emergencia social.

Al leer este escrito, quizás podamos pensar, en cómo podemos ayudar a crecer emocionalmente a los niños y adolescentes, si nosotros como adultos aún estamos en ese proceso. No hemos sido instruidos quizás con un estilo de crianza saludable, o estamos enfrentando la vida desde una actitud aun infantil (reaccionando de forma impulsiva, sin reflexionar en los actos, nos cuesta mantener la atención en un momento prologado). Cuando demandamos a los chicos cambios de conductas, mejores resultados en la escuela, más respeto a las personas de autoridad en casa y en la comunidad, cuando como padres hacemos uso abusivo de las pantallas, el trabajo secular o ministerial ocupa la mayor parte de nuestro tiempo en nuestra mente y dinámica de vida, y se nos hace difícil manejar el estrés cotidiano.

Necesitamos regresar a lo simple, y es todo un reto hacerlo. De acuerdo a un conjunto de investigaciones interdisciplinarias divulgado por la Universidad Notre Dame (Indiana, EE. UU.) Las nuevas dinámicas sociales, y creencias culturales modernas, están impidiendo el desarrollo emocional saludable de los chicos. Es decir, la tecnología junto a todo lo que ella trae, puede desconectarnos de los nuestros, y perder el enfoque, desviarnos de la misión, hasta el punto de pensar que vivimos en planetas diferentes.

Vamos a lo simple, conectarnos, tomarlos de la mano y acompañarlos en ese camino llamado vida, siendo nosotros la influencia más profunda y significativa en la formación del yo de nuestros chicos saludable y con sentido de seguridad. Piensa, qué aparato electrónico está entrometiéndose en tu vida familiar, distrayendo a tu niño o adolescente de su camino, perturbando ese espacio que siempre debió y debe ser privado, entre padres e hijos.

Tú amiga, Jenny Pérez-Díaz