Gálatas 5:1 (RVR1960) Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Para el ser humano, la libertad es parte esencial de la vida, muchos han muerto luchando por su libertad, sin embargo, otros, también han perdido su libertad, hay países que restringen la libertad de sus ciudadanos, otros, en cambio, viven presos de una adicción o vicio, o viven presos de sus miedos, deudas, angustias, depresiones, falta de control en su vida, otros pierden su libertad cuando le entregan al cónyuge su vida y se vuelven dependientes de su pareja, en casos extremos algunas/os viven presos del carácter de su cónyuge, de su agresividad, maltrato y control. Surge las preguntas ¿Qué hace que entreguemos esta parte tan esencial del ser humano? ¿Por qué hay personas dispuestas a renunciar a su libertad? Se puede decir que estamos dispuestos a renunciar nuestra libertad cuando alguien o una situación llena un vacío o necesidad esencial interna en la persona, por ejemplo, si no se recibe afecto en la infancia se va por la vida con un vacío de afecto, y si alguien le hace sentirse amado, esta persona estará dispuesta a entregar su libertad por sentirse amada/o.
Es así con otras necesidades internas que las personas tienen, cuando algo las llena y les hace sentirse plenas, o cuando se llena este vacío, la persona pierde su capacidad de analizar, pues lo que busca en su interior es llenar esa necesidad insatisfecha, por lo que estará dispuesta/o a renunciar a todo por sentirse bien.
Es importante aclarar qué es libertad. San Pablo habla sobre esto a los judíos porque ellos querían volver a la esclavitud de la religiosidad y no vivir en la libertad de Jesucristo que habían conocido y experimentado. Y es que la libertad fue dada por Dios mismo, cuando dice: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;…” Deuteronomio 30:19–20. Como tantos otros versículos de la Biblia, hablan de la capacidad dada por Dios para que el ser humano, pueda escoger cómo quiere vivir, es decir que los humanos pueden tener un libre albedrío dado por Dios. De esta manera la libertad que hablamos es la capacidad de la persona de escoger, de vivir bajo su propia voluntad, e independencia, no perder su autonomía de pensar, vivir, escoger, sentirse libre. La sociedad hace creer a los casados, que al casarse se pierde la libertad, sin embargo lo maravilloso del matrimonio, es que aunque conformamos una “sola carne”, en ningún momento perdemos la libertad, ni el individuo se despersonaliza, por el contrario, es en la unidad donde encontramos una libertad, es en la unidad, donde encontramos una nueva manera de compartir la vida con alguien.
En los próximos artículos, amigo lector, le daremos una guía de cómo y en qué áreas usted debe ser libre. No deje de leerlos.
Que Dios le ayude en todo lo que emprendas hoy.
Dr. Miguel en Irene Garita, ministerio Cuidado Familiar
Iglesia del Nazareno Mesoamérica