Por: Jim Reapsome
* Pidamos para ellos protección de los ataques de Satanás contra su fe y su llamado, tentándoles a renunciar y regresar a casa.
* Que Dios proteja sus matrimonios y familias. Que los prevenga de trabajar tanto que esto ocasione descuidar a sus familiares.
* Que sean protegidos de ocuparse haciendo tantas cosas para Dios que se olviden de sentarse y escuchar lo que Él tiene que decirles.
* Oremos para protegerlos de que puedan olvidarse de encontrar un tiempo sin prisas para la oración y la meditación de la Palabra.
* Protégelos de perder su espíritu de adoración, amor y devoción hacia Ti, Señor.
* Que Dios los proteja contra la división, la crítica, y la irritabilidad entre ellos mismos.
* Pidamos a través de nuestras oraciones proteger su unidad en Cristo, el amor de los unos a los otros y su compromiso con los demás.
* Oremos para proteger su voluntad de servir a los demás, y ayudarlos a tener en alta estima a sus hermanas y hermanos, incluso más que a ellos mismos.
* Pidamos por su protección de conflictos con los creyentes locales y los líderes nacionales de la iglesia.
* Que sean protegidos de tener disputas sobre presupuestos y propiedades.
* Dios los proteja de malinterpretar los motivos de los demás.
* Oremos para protegerlos de siquiera insinuar que en su propio páis se hacen mejor las cosas.
* Que el Señor los proteja de usar el dinero de acuerdo a sus propios intereses.
La unidad en Cristo entre misioneros y creyentes es muy importante. Sobre todo porque los no creyentes están observando todo el tiempo, así, ellos podrán ver y comprender las buenas nuevas del amor de Dios, y saber que ese amor es tan grande que el Señor envió a su Hijo a este mundo.
Oremos porque los misioneros sean protegidos de la deserción de sus almas, no de sus cuerpos.
“Nuestra preocupación principal debe ser que nuestros misioneros perseveren en la fe”
Jesús pidió a Dios que protegiera a Sus discípulos, pero no con el tipo de protección en el que normalmente pensamos. Él les advirtió lo que tal vez pasaría. Simplemente le pidió a Su Padre que protegiera a Sus discípulos “para que sean uno, como nosotros somos uno”.
Ellos iban a necesitar protección para pelear contra los celos y el clamor por las posiciones sociales. Si el maligno no puede destruir su fe, intentará quebrantar su trabajo sembrando disensión entre sus filas.
Si el diablo puede hacer que nuestros misioneros o incluso nosotros caigamos en chismes y sospechas de los motivos de los demás, no tendrá que recurrir al terrorismo. Si él puede manipularlos hasta hacerlos estrellarse contra los creyentes locales, no necesitará accidentes automovilísticos para acabar con ellos.
Señor, enséñanos a orar por nuestros misioneros diariamente y de manera más efectiva.