La Iglesia del Nazareno, Las Peñas, en Acajutla, El Salvador, abrió sus puertas a unos 130 niños y adolescentes, con necesidades muy particulares. Algunos de estos niños y adolescentes, sufren por la ausencia de uno o dos de sus padres, quienes debido al régimen de excepción que continúa efectiva en el país, fueron privados de su libertad.
Los niños y adolescentes quedaron al cuidado de familiares o vecinos, y muchas de sus necesidades se hicieron evidentes para la iglesia, quienes, ante esta problemática, decidieron dedicar un tiempo especial para ellos una vez a la semana.
Durante este tiempo escuchan historias bíblicas, cantan canciones, juegan, y también reciben una merienda.
Una de las niñas que es atendida en el centro, su madre y su abuela, fueron llevadas por la policía, así que ella y su hermanito de siete meses quedaron al cuidado de su bisabuela de setenta y seis años. La Iglesia abrazó a esta familia y los visita para orar por ellos y llevarles alimentos y cosas básicas. Además, la iglesia consiguió ayuda psicológica para ellas.
Con el apoyo de los miembros de la iglesia y de sus amigos, la iglesia ha podido tener siempre una merienda qué compartir, y los niños y adolescentes la reciben con mucha felicidad y gratitud. Un promedio de setenta y cinco niños han sido constantes.
“Aunque la reunión empieza a las 6:00 p.m. los niños están desde las 4:00 p. m. esperando por este tiempo.” Dijo Beatriz de Lara. Coordinadora del centro y esposa del pastor de Las Peñas. “Nos llena de satisfacción saber que el amor de Jesús lo podemos compartir con los más pequeñitos.”
Damaris Kellogg dijo que, durante una visita realizada junto a la coordinadora de DINA, (Desarrollo Integral de la Niñez y adolescencia), pudieron observar que los niños y adolescentes crearon un apego hacia los pastores, facilitadores y maestros que apoyan este proyecto. “Es una bendición ver el amor de Jesús demostrado por medio de la iglesia hacia ellos”. Dijo Kellogg. También dijo que hay testimonios de transformación que son el resultado del trabajo constante, hecho con amor y fe en la provisión de Dios.
Anteriormente, MNC ha asistido a esta comunidad en respuesta a desastres, y ahora está trabajando en crear un proyecto de atención integral para la niñez y adolescencia para esta comunidad.
“Definitivamente este faro de luz (la iglesia) que brilla con esperanza y amor en esta comunidad portuaria, seguirá transformando y dejando huella en la vida de cada uno de estos niños, niñas y adolescentes”. Dijo Kellogg.
También, hace un llamado a orar por todos los voluntarios, por los pastores, Fernando y Beatriz Menéndez, y por la provisión de todos los recursos necesarios para continuar bendiciendo a cada hogar representado. También invita a orar para que Dios siga obrando ante esta necesidad que también está presente en otras comunidades de El Salvador.
Fuente: Damaris Kellogg, coordinadora de MNC para el Área Norcentral.