Por: Msc. Maureen Rebeca Martinez Abarca San José, Costa Rica.

Introducción

El presente artículo explorará la neuroeducación y su aplicación en la enseñanza de la iglesia, basado en el ministerio de Jesús y cómo utilizó técnicas innovadoras que hoy se entienden a través de la neurociencia. Se enfatiza la importancia de crear ambientes seguros y estimulantes para el desarrollo integral de los niños y cómo la neuroeducación puede transformar nuestra enseñanza en la Escuela Dominical.

Concepto de neuroeducación y algunos aportes a la educación de la iglesias.

El mundo está en constante cambio, el ámbito de la enseñanza y la educación no está exento. La neuroeducación surge como la respuesta para abordar adecuadamente los desafíos educativos y apoyar la educación de nuestras iglesias. La neurociencia se presenta como una disciplina con el potencial de transformar la enseñanza y el aprendizaje. Hace 30 años se desconocía cómo funcionaba el cerebro y cómo se produce el aprendizaje en él. Sin embargo, hoy en día, gracias a los avances tecnológicos y médicos, el panorama es diferente. Esto debe animarnos a explorar esta ciencia para utilizar sus hallazgos de manera efectiva en nuestra práctica diaria en la enseñanza y el aprendizaje en la iglesia, justo como Jesús lo hizo, empleando metodologías y técnicas innovadoras en su época para captar la atención y transformar los corazones. La iglesia actual debe asumir el desafío de buscar la innovación en la exposición de la palabra de Dios y que esta genere la necesidad de una cambio en la manera de pensar y actuar en las personas.

La enseñanza cristiana en la iglesia es fundamental para el pleno desarrollo de

nuestros niños en el área espiritual, cognitiva, social, emocional y de salud. Implica crear ambientes sanos y seguros, con contextos de desarrollo estimulantes, teniendo en cuenta las capacidades, habilidades y destrezas de los niños; que les permita asumir acciones de cuidado, atención integral y acompañamiento, no sólo para el momento actual sino también para la vida futura.

Para ello es necesario implementar en la práctica diaria de maestros de Escuela Dominical los nuevos modelos, métodos y técnicas en el área del aprendizaje de la mano con la neuroeducación, la cual es la ciencia que estudia cómo se comporta el cerebro cuando está aprendiendo y de qué manera podemos ayudar a los niños a que el aprendizaje lo pongan a prueba en su diario vivir. Esta ciencia se empezó a desarrollar en 1988, pero curiosamente, cuando leemos detenidamente los evangelios, podemos encontrar a Jesús como un Neurolíder, el cual utilizó todo sus conocimiento en el área social, emocional y afectiva para lograr que sus discípulos pudieran identificarse y hacer suyas cada una de sus enseñanzas a lo largo de los tres años de ministerio. Él caminó con ellos, comió con ellos y sintió el dolor de muchos de ellos, creando un vínculo de confianza para luego enseñarles del reino de Dios y sus plan de evangelización.

La Neuroeducación sostiene que el modelamiento es una herramienta de aprendizaje muy valiosa, y en la Biblia es muy utilizado por Jesús. Esto es fundamental para crear aprendizaje en la corteza prefrontal, ubicada desde la frente hasta el lado detrás de las orejas. Esta es un área importante de nuestro cerebro porque tiene las siguientes funciones:

  • Planificación y ejecución de comportamientos aprendidos e intencionales.
  • Control de la personalidad
  • Control de las conductas
  • El control del razonamiento
  • Control adecuado de las emociones
  • Parte del habla y de los movimientos
  • Trabaja el pensamiento complejo, como la imaginación, la toma de decisiones y el razonamiento.
  • Síntesis de los estímulos externos.
  • Verificación de que una acción ha tomado el curso adecuado 1.

En esta zona encontramos las neuronas (las células que se encargan de recibir y enviar mensajes al cuerpo y a nuestro cerebro) y especialmente unas llamadas neuronas espejo, que fueron descubiertas en 1990 por el neurocientífico italiano Giacomo Rizzolatti. Estas son unas células nerviosas que se activan cuando realizamos diferentes acciones que observamos de los demás. Un ejemplo de cómo funcionan estas neuronas es cuando alguien bosteza y otra persona a su lado copia el bostezo (ecofenómeno llamado ecopraxia). A veces sucede también cuando nos reímos y otras conductas similares.

Estas neuronas espejo facilitan la adquisición de aprendizaje, más por lo que vemos o imitamos que lo que hablamos, escuchamos o escribimos.

Jesús invirtió mucho de su tiempo moldeando a sus discípulos, enseñándoles las verdades fundamentales de la fe y siendo el ejemplo del verbo encarnado.

La gran tarea que tienen los maestros de Escuela Dominical es moldear al estudiante tomando de referencia para nuestras vidas la vida y obra de Jesús. Si dejamos que Él transforme nuestra mente y corazón, vamos a lograr impactar con nuestro testimonio las vidas de los estudiantes.

Otra de las enseñanzas importantes que nos dan los evangelios sobre la forma en que Jesús enseñaba es el vínculo que realizaba con las personas. Él siempre se detenía a escuchar, sentía la necesidad del prójimo y buscaba cómo poder ayudarle; su interés iba más allá del área espiritual porque también quería traer respuesta a su área emocional, física y mental.

El papel de vínculo es muy importante2 por que crea una conexión emocional, donde el niño se siente seguro, estable y receptivo al mensaje. Esto va a influir en la atención y la motivación, y mejorará el proceso de aprendizaje. También se abre la oportunidad de tener una comunicación abierta en un ambiente de confianza donde se exponen de manera segura las preocupaciones y dificultades, para buscar posibles soluciones siguiendo el modeló Jesús.

Si queremos aprender del mayor neurolider de la historia, debemos conocer más de Jesus, de sus metodologías, sus rutinas espirituales y su relación con el Padre. Debemos animarnos a poner en práctica en nuestra vida y ministerio lo realizado por Jesús y luego nuestros alumnos nos van a imitar.

La neuroeducación nos hace reflexionar que el aprendizaje no ocurre en un vacío, por lo tanto el vínculo afectuoso entre el maestro de Escuela Dominical con los niños es un ingrediente clave para un proceso educativo exitoso.
Un cerebro que aprende es un cerebro que se puede transformar en su rutina diaria, en la manera de pensar y actuar. Cada experiencia de aprendizaje altera físicamente las conexiones anteriores para crear nuevas conexiones con acciones diferentes. Los niños pueden realizarlo gracias a la plasticidad cerebral, que es la facilidad que tiene el cerebro para adaptarse a nuevas situaciones, reestructurarse o recuperarse. Esta capacidad permite que el cerebro aprenda y se desarrolle a lo largo de la vida.

La Biblia refiere en diferentes versículos la necesidad de cambiar del viejo hombre al nuevo hombre o al nacer de nuevo. Jesús es nuestro referente, y sus enseñanzas deben conectar con la vida de nuestros niños al punto de generar cambios radicales por decisión propia. El rey David expresó en el Salmo 51:10

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Efesios también nos desafía, en el capítulo 4, versículos 22 al 32, a despojarnos del viejo hombre y renovar nuestra mente. Estos pasajes reflejan el proceso de aprendizaje y como debemos de practicarlo, al generar nuevas conexiones neuronales que generen cambios y así obtener un aprendizaje significativo en nuestros estudiantes. El aprendizaje significativo se da cuando conectamos el conocimiento previo con el conocimiento nuevo y así lograr un resultado relevante. Para lograr este cambio, intervienen lo espiritual y lo humano. De esta manera los encargados de llevar el mensaje a través de la enseñanza deben estar conscientes de cómo captar la atención del cerebro, motivar y lograr que el aprendizaje se traduzca en una vivencia diaria y sea una práctica constante.

Para realizar correctamente este tipo de trabajo se necesita como factor determinante la intervención del Espíritu Santo de forma tal que los niños experimenten un cambio en su forma de pensar y actuar.

Es fundamental conocer diversas técnicas que nos permitan atrapar la atención del oyente. Debemos comprender cómo el cerebro aprende y cómo almacenamos ese aprendizaje en la memoria a largo plazo. Pero lo más importante es llevar ese conocimiento a una práctica constante.

Conclusiones

Tenemos un reto muy grande actualmente. Necesitamos presentar al mejor neurolider de la historia con nuestro servicio diario en el ministerio. Estamos llamados a una vida de santidad y cuidar todas las áreas integrales para poder moldear de la mejor manera a Jesús en nuestras vidas y como resultado poder impactar a nuestros oyentes con nuestro testimonio. También tenemos el reto de abrirnos a explorar nuevas estrategias, metodologías y técnicas que definitivamente rompen con los anticuados paradigmas que no sustentan la necesidad actual de los estudiantes. Se debe permitir que el aprendizaje significativo sea la base para que el Espíritu Santo actúe en sus vidas y puedan imitar a Jesús. Animémonos a estudiar y a profundizar el tema, para así ponerlo en práctica en las iglesias.

Bibliografía.

  • Caroline Bibiana Coral-Melo et al. (2021) La neuroeducación y aprendizaje significativo. Estudio experimental en tres instituciones del nivel de básica primaria, revista UNIMAR.
  • Marcelo Rodríguez Ceberio – Sonia E. Rodríguez (2019) Las neuronas espejo: una génesis biológica de la complementariedad relacional,dríguez E, volumen 40 (3).
  • David Bueno (2019) Hay una fórmula para saber si la metodología educativa tiene solvencia científica, Rigor académico.
  • Teresa Lleixa, et al. lA Educación 2020 – 2022, retos, tendencias y compromisos, Universidad de Barcelona.
  • David Bueno, Genética y aprendizaje: Cómo influyen los genes en el logro educativo, revista de Neuroeducación.
  • David Bueno;Anna Foré (2018), monografía: 5 principios de la neuroeducación que la familia debería saber y poner en práctica, revista Iberoamericana de Educación, vol. 78 núm. 1, pp. 13-25]
  • David Bueno, Cómo los aprendizajes cambian nuestro cerebro: La cerebroflexia, revista ruta maestra, edición 25