1 Pedro 3:8 “Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables.”
La palabra compasión la podemos definir como una emoción, es “sufrir juntos”. Es decir, que cuando sentimos compasión, estamos involucrando un sentimiento o emoción de empatía. De esta manera, el sentir compasión es algo espiritual. Además la compasión es importante en las relaciones con los otros y es aprendida, en la mayoría de los casos, en el ambiente familiar. Ser compasivo, nos permite ser más amables, menos censuradores y críticos con los demás. Ser compasivo es ser realista en cuanto a nuestras aptitudes y habilidades, nos ayuda a reconocer y aceptar nuestros errores y ser tolerantes con nosotros mismos y de la misma manera con otras personas. La compasión nos ayuda a desarrollar una autoestima sana y adecuada para la vida. Permite, por lo tanto, un crecimiento como individuos, ayudando al autocontrol en las situaciones de crisis que enfrentamos.
¿Cómo puede enseñar a sus hijos a ser compasivos?
- Amándolos incondicionalmente, y siendo compasivos cuando comenten errores, aunque usted no acepte sus conductas.
- Enseñándoles la generosidad como un valor importante, sobre todo cuando alguien esté pasando alguna necesidad. Enséñeles a ser generosos sin importar el nivel social o racial de las personas. Esto les permitirá acercarse al dolor de otros.
- Enseñándoles cómo amar a Dios, recordándoles siempre que nosotros lo amamos porque Él nos amó primero y que su amor nos permite amar a otros.
- Enseñe a sus hijos a amarse a sí mismos de una manera sana. Enséñeles a no ser egoístas y a aceptar sus virtudes y defectos de una manera realista.
- Enséñeles que ser compasivos les ayudará a tener una visión optimista ante la vida. Es necesario desarrollar una actitud compasiva con uno mismo para tener un desarrollo personal adecuado y así tener una vida exitosa.
Vivimos en una sociedad violenta y egoísta que nos aleja del dolor humano, eso ha provocado que las personas solo tengan lástima por los que sufren, no con amor verdadero, y muchos cuando ayudan se sienten superiores. Otros lo hacen para que otros los vean. Muchas veces comparten lo que les sobra y con eso logran sentirse bien. En cambio, el verdadero amor de Dios produce en nosotros compasión basada en el amor, la gracia y misericordia.
Querido padre y madre, enseñe la compasión a sus hijos, porque así tendremos una sociedad más amable, y solidaria.
Que Dios te ayude en todo lo que emprendas hoy.
Doctor Miguel e Irene Garita
Ministerio Cuidado Familiar Iglesia Del Nazareno Región Mesoamérica