Encuentro se realizó del 30 de junio al 14 de julio de 2018 en Guatemala y Costa Rica, el evento impactó la vida de cientos de personas, tanto de las comunidades que fueron ministradas, como la de los voluntarios. La guatemalteca, Andrea de 15 años de edad nos comparte su testimonio durante este tiempo en el que sirvió como traductora y voluntaria en Costa Rica.
“Cuando yo era pequeña soñaba con ser una doctora, y por mucho tiempo ese fue mi sueño. Pero luego, como todos los niños, cambié de opinión y decidí que quería ser una maestra. Pero aunque siempre cambiara de opinión sobre lo que quería ser cuando creciera, yo estaba segura que de que en cualquiera que fuera mi trabajo yo quería ayudar a las personas.
Cuando quería ser una doctora no me imaginaba siendo solo una doctora, me imaginaba siendo doctora en una montaña ayudando a personas de bajos recursos.
Cuando quería ser una maestra no me imaginaba siendo solo una maestra, me imaginaba siendo una maestra a los niños que más lo necesitaran. Y hace un tiempo Dios empezó a inquietar mi corazón con la idea de ser una misionera. Pero yo lo ignoraba, porque me daba miedo.
Mis papás son misioneros y eso significa que yo sé lo difícil que es mudarse de país, mudarse de casa, cambiar de colegio y tener que hacer nuevos amigos, y por eso cada vez que pensaba en la idea de ser una misionera me daba mucho miedo, pero empecé a orar (que es lo mejor que podemos hacer cuando tenemos miedo). Oré por mucho tiempo y en estas dos semanas de servir en Encuentro, Dios respondió a mis oraciones y me habló por medio de los testimonios, de las predicas e incluso por medio de canciones. En estas semanas me confirmó lo que yo ya sabía. Así que decidí aceptar el llamado que Dios me estaba haciendo y decidí dejar de tener miedo.”