Saludos del Dr. Dan Schafer,
Es un verdadero placer para mí hacerles llegar el artículo correspondiente al mes de marzo. Con un tiempo algo más cálido y la primavera mostrándose en el horizonte, esperamos que también usted crezca en su relación con Jesucristo. Gracias por dedicar tiempo a leer estos artículos.
Su servidor en Cristo,
Dr. Dan Schafer, Presidente Misión Mundial Evangélica
Santidad Ahora
La doctrina bíblica de la santidad es tan eterna como verdadera. Nos ha sido dada por un Dios eterno que dijo, “Sed santos, porque yo soy santo”. Lo que nosotros somos está siempre directamente unido a quien Él es. Fuimos hechos a su imagen para compartir su mismo carácter. La santidad ha sido siempre la señal o marca distintiva del pueblo de Dios. Todas las personas destacadas en la historia de la religión judeocristiana, desde Abraham hasta los apóstoles, y desde Wesley hasta los teólogos arminiano-wesleyanos y el resto de apologistas, creyeron que vivir en santidad es posible en la vida presente.
Nada se ajusta mejor a las necesidades de la vida actual que la santidad. Es el mensaje exacto que necesita nuestra cultura. La civilización actual está fuera de control; lo malo o equivocado se ha transformado en derechos civiles ampliamente reclamados y, lo que es correcto y bueno es causa de burla. Pero en medio de esta enorme tensión se hallan quienes desean ser lo que saben deben ser pero, sin embargo, se sienten incapaces de lograrlo. La santidad es la mejor solución. Un corazón limpio es la única respuesta para un estilo de vida contaminado por la polución moral reinante. Nuestra cultura no puede solucionar todos esos problemas porque ella misma los crea. Una conducta indisciplinada proviene de un corazón indisciplinado y es enormemente contagiosa.
El mensaje más adecuado y necesario para esta cultura es que la sangre de Jesucristo limpia de todo pecado. Para esta cultura, el mensaje indispensable es la verdad de que si caminamos en el Espíritu no satisfacemos los deseos de la carne. Y esta cultura también necesita saber que solo el poder de Pentecostés puede librarnos de la muerte espiritual. Este es el tiempo exacto. Nuestras adicciones están matando tanto nuestro cuerpo como nuestro espíritu. La crisis de opioides y la epidemia de heroína tienen postrada a la sociedad actual. Las metanfetaminas dejan a millones de personas llenas de cicatrices, agotados y desesperanzados. Los bebés nacen con adicciones desde el mismo nacimiento por las propias adicciones a las drogas de los padres. La inmoralidad es la característica central de nuestra cultura de entretenimiento, pero el resultado de esa cultura es una enorme cantidad y variedad de abusos de todo tipo. En otras palabras, nuestras libertades nos han esclavizado. Por lo tanto, este es el tiempo en que la iglesia debe ofrecer mensajes y adoración saturados de la enseñanza de santidad.
La próxima generación enfrentará aún mayores desafíos que nosotros. La generación que llega debe saber que hay una auténtica experiencia de entera santificación, subsecuente a la salvación, que limpia al corazón de la naturaleza carnal y llena con el Espíritu de Cristo a todos aquellos que se consagran incondicionalmente a Dios. Ellos necesitan comprender que nuestra generación ha hallado en la sangre de Jesucristo, que limpia y santifica, la solución para el egocentrismo y el pecado. Sin duda, la santidad es para hoy.
Dr. Dan Schafer, Presidente Misión Mundial Evangélica