Un testimonio de Proyecto Pablo – México
En una de las ciudades de México donde se realizó Proyecto Pablo, se anunció la capacitación para los misioneros voluntarios que deseaban trabajar en dicho proyecto. Los talleres dieron inicio, y los organizadores suponían que todos los presentes eran participantes del proyecto. Nadie se percató que entre los presentes había un hombre de unos 35 años que llegaba por primera vez sin saber de qué trataba la actividad.
Cuando se acercaba el final del taller, el maestro invitó a los presentes al altar para orar comprometiéndose con el Señor y el proyecto. Mientras la gente caminaba al altar, el joven visitante alzó la mano y le dijo al maestro: «Oren por mí, quiero entregarme a Dios», así que, antes de orar por los misioneros, guió en oración al joven visitante quien con lagrimas en sus ojos entregó su vida a Jesucristo.
Al siguiente día, los talleres continuaron y el joven estaba ahí de nuevo. Los hermanos de la iglesia lo felicitaron por su decisión de seguir a Cristo y por haber regresado y unirse a los misioneros.
Al final de los talleres, el joven comentó a los organizadores que él había llegado de otra ciudad y que había vivido una vida de violencia, vicios y malos negocios. Lo que lo llevó a poner en peligro su vida y a abandonar a su esposa e hijos. El día que encontró la iglesia, sentía una gran necesidad de Dios pero pensaba que no merecía su perdón, pues había hecho muchas cosas malas. Dijo que durante el taller escuchó muchas veces fue que “Dios anda buscando al pecador», así que eso dio convicción a su corazón y lo llevó a tomar la decisión de entregarse a Cristo.
El pastor le ofreció la primer clase de discipulado, y los misioneros lo invitaron a salir a compartir el evangelio por las calles. Desde ese día no ha dejado de testificar de su nueva fe a sus compañeros de trabajo, a sus vecinos y amigos. También le ha compartió por teléfono su testimonio a su esposa, le ha pedido perdón y se ha propuesto recuperar su matrimonio. Nuestro nuevo hermano en Cristo continúa siendo discipulado y recientemente ha sido bautizado. El pastor y los misioneros están muy sorprendidos ya que todo transcurrió en un periodo 3 semanas.
¡La gloria sea para Dios!
Fuente pastor Manuel Molina, coordinador de Proyecto Pablo