“A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” Lucas 9: 37-38. Esta ha sido la oración constante de muchos con respecto al Distrito Centro, no porque no haya obreros, sino que literalmente la mies es sumamente grande, si tomamos en cuenta que dentro de nuestro distrito se encuentra una ciudad y área metropolitana con más de 20 millones de personas, a cualquier lugar que uno ponga su mirada vera campos con gran necesidad de Dios.
Esta oración Dios la ha estado cumpliendo en nuestro Distrito, una vez más pudimos ver esa respuesta los días 16 y 17 de Agosto de 2014 cuando se realizó la primer Máxima Misión en el Distrito Centro después de aproximadamente 7 años que no se efectuaba. Dios estuvo siempre presente, llevándonos a Acuexcomac, una comunidad muy necesitada de Dios, a través de la Iglesia Shalom, la cual nos recibió con los brazos abiertos y la mayor disposición. Sin embargo, durante la planeación el enemigo ponía trabas, lo cual anunciaba una gran cosecha porque Dios estaba con nosotros.
Llegado el día 16 al ver la respuesta de los jóvenes que participaron, fue la confirmación de Dios sobre su deseo de que cada cristiano se involucre en su misión reconciliadora, el 90% de los asistentes, nunca antes había participado en una Máxima Misión, había nerviosismo sobre cómo responderían más de 50 jóvenes en esta su primer experiencia. La respuesta: ¡Formidable! Jóvenes siempre dispuestos a realizar lo que fuera necesario para compartir el evangelio, de verdad se veía su ferviente deseo de dar testimonio con lo que fuera del amor de Dios, la consecuencia de esto fueron dos días de arduo trabajo, de cansancio físico pero de gran gozo y llena de bendiciones, que fueron compartidas en los devocionales. Chicos y chicas que literalmente dejándolo todo ese fin de semana se convirtieron en pescadores de hombres, testimonio de jóvenes que a unos días de enterrar a seres queridos dispusieron estar compartiendo de Dios a personas que no lo reconocen, otros que dieron sus últimos ahorros vacacionales para invertirlos en el Servicio en la obra de Dios.
La conclusión de esos días de los participantes y su servidora, es que Dios está generando una movilización entre los jóvenes y demás miembros de nuestras iglesias, porque la visión es vivir tomados de la mano de Dios, experimentarlo día a día en nuestras vidas y que eso nos lleve únicamente reflejas su Gloria, y que los demás al vernos deseen a Dios en sus vidas, pero esto hacerlo de una forma intencional. Una movilización misional en el Distrito Centro, donde jóvenes deseen participar de la obra misionera de Dios, ya que nos corresponde alcanzar a más de 20 millones de personas y las oportunidades se están presentando, seguimos rogando al Señor de la mies que continúe aumentando el número de obreros.
Escrito por: Gabriela López, Coordinadora de Misión Global, Distrito Central México.