Por Dan Reiland

Con toda sinceridad, este artículo es útil para todos los que lideramos, pero hoy lo escribo pensando en los líderes jóvenes.

Mirando hacia atrás en décadas de ministerio en iglesias locales, estas siete prácticas son esenciales y siempre añadirán valor a su vida y ministerio. La mayoría de las prácticas son fáciles de comprender, por lo que podría tener la tentación de leer los puntos principales y saltarse el contenido; eso es un error.

No se trata de este post; probablemente usted pueda encontrar contenido similar en otros lugares; el error es tomar atajos mientras trata de crecer como líder. Eso nunca funciona. Los atajos siempre cortocircuitan su crecimiento como líder y, por lo tanto, reducen su eficacia como líder.

No es buena idea tomar atajos.

Profundice. Tómese tiempo para pensar y procesar. Por ejemplo, puede que un día escuche a un conferenciante y piense: «Sí, esto ya me lo sé». Eso está bien, pero:
– ¿A qué nivel?
– ¿Con cuánta gente?
– ¿Procesando qué grado de cambio?
– ¿Bajo cuánta presión?
– ¿A qué ritmo?

Ya tiene una idea, y ni siquiera hemos mencionado la prioridad de su familia.

Y en todo esto…

La clave de su crecimiento es la constancia.

No se trata de un destello, ni de un éxito rápido, ni de un salto a una iglesia más grande, sino de la constancia que proporciona productividad a largo plazo y un profundo gozo duradero. Productividad (fruto) y gozo… Le prometo que usted quiere ambos simultáneamente para el viaje del liderazgo ministerial.

7 prácticas vitales:

1) Ser usted mismo
He sido bendecido por un entrenamiento y tutoría increíbles, pero mis miedos, inseguridades y tendencia hacia el rendimiento como líder joven redujeron mi capacidad de llegar a ser y ser yo mismo. Y, por supuesto, eso frenó mi crecimiento como líder durante muchos de esos primeros años.

Podía trabajar más duro, y lo hice, y aunque trabajar duro e inteligentemente son siempre buenos compañeros, el exceso de trabajo y el rendimiento desplazan el espacio para la autenticidad y el margen para aprender y crecer. Bajo presión, esto puede minar su carácter.

Recuerde siempre que su carácter es más importante que su rendimiento. Descubrir la persona que Dios hizo de usted y permitirse ser esa persona le posibilitará convertirte en el líder que Dios diseñó que fuera. Ese proceso comienza con el autoconocimiento.

2) Crecer en el entorno adecuado
Siempre será sabio que usted valore el ambiente correcto por encima de la posición perfecta. Su crecimiento como persona, como cristiano y como líder tiene que ver con estar en el ambiente correcto alrededor de la gente correcta.

Aquí hay 3 características de un ambiente que le servirá muy bien.
– Cultura saludable (confianza, honestidad, gracia, estándares altos, ánimo ligero, responsabilidad)
– Mentalidad de desarrollo (crecimiento, capacitación, entrenamiento, etc.)
– Liderazgo espiritual (líderes piadosos que se preocupan por usted y se apasionan por la visión).

En el entorno adecuado, su potencial de crecimiento aumenta considerablemente. Sin embargo, los líderes pueden darle un asiento en la mesa y ofrecerle una gran enseñanza y entrenamiento, pero en última instancia usted es responsable de su propio crecimiento.

3) Hacer las preguntas adecuadas
El libro de John Maxwell, Good Leaders Ask Great Questions, (Los Buenos Líderes Hacen Grandes Preguntas) es una excelente fuente de orientación práctica para hacer las preguntas adecuadas.

Las buenas preguntas demuestran humildad, ganas de aprender y una mente curiosa. Las buenas preguntas requieren cierta reflexión por parte de quien las formula. No debemos exigir que el interlocutor piense todo. Las buenas preguntas no son genéricas, sino que se preparan con detenimiento, son específicas y están relacionadas con algo que necesitamos aprender.

El siguiente paso consiste en poner en práctica los conocimientos adquiridos a través de nuestro liderazgo. (El propósito para el que hicimos la pregunta).
Muchos líderes jóvenes me han dicho que no saben qué preguntas hacer. Eso es legítimo. Empieza por ahí: «¿Puedes enseñarme a hacer preguntas?».

Si usted y yo estuviéramos hablando y no supiera qué preguntar, yo empezaría haciéndole preguntas sobre usted personalmente y sobre cómo podría ser un mejor líder. Luego le haría preguntas sobre los problemas que necesita resolver. Nos pondríamos en marcha rápidamente, y usted puede aprender ese mismo patrón.

4) Tomar sus mejores decisiones
El libro de Andy Stanley Better Decisions, Fewer Regrets (Mejores decisiones, menos arrepentimientos) es una guía excepcional para tomar decisiones acertadas. La toma de decisiones es una de las habilidades más importantes que todo líder debe aprender.

También hay elementos relacionados con las emociones que influyen mucho en el proceso y la capacidad de toma de decisiones.

Por ejemplo, la cantidad de presión y el tipo de presión a la que se está sometido requieren un cierto nivel de madurez emocional para seguir tomando las mejores decisiones. Por lo tanto, a menudo es necesario contar con un sabio consejo a su alrededor para asegurarse de que es el momento adecuado y de que usted posee un estado de ánimo apropiado.

Otros ejemplos son cosas como aprender a no tomar una decisión cuando está enfadado o aprender a esperar cuando realmente quiere algo ahora pero no es el momento adecuado.

Digo tomar sus «mejores» decisiones porque ninguno de nosotros toma grandes decisiones todo el tiempo. Hacen falta años de experiencia. Esto nos lleva a la siguiente práctica.

5) Aprender de los errores
La mayoría de nuestros errores como líderes proceden de malas decisiones, que a veces son el resultado de la falta de experiencia; la buena noticia es que podemos aprender de ellos.

Todos los líderes cometen errores. Son gajes del oficio. Si no cometemos errores, lo más probable es que no estemos liderando, es decir, resolviendo problemas, progresando y ayudando a la gente.

Un proceso útil a la hora de cometer un error:
– Permítase cometer errores.
– Cuando cometa un error, asúmalo. Nunca culpe a nadie.
– Identifique, lo mejor que pueda, por qué cometió un error.
– Determina claramente lo que ha aprendido. (Escríbalo en una frase).
– Decida no volver a cometer el mismo error.
– Continúe aprendiendo a tomar mejores decisiones.

6) Servir a los demás con gozo
Mi corazonada es que usted entró al ministerio porque ama a Dios, es llamado, ama a la gente, y disfruta sirviéndoles para el beneficio de su continua madurez espiritual. Después de años de liderazgo ministerial, eso no siempre es tan fácil. Las personas a las que servimos son tan humanas como nosotros, lo que significa que también son imperfectas.

La clave para servir es hacerlo con gozo, no por obligación, sino porque su corazón se lo pide.

No me malinterprete; hay días, incluso temporadas, en las que es necesario hacer lo correcto. Pero usted no durará en el ministerio sin un gozo genuino en su servicio.

El gozo viene de:
– Recordar su llamado
– Sentir cuánto le ama Dios
– Amar a las personas tal como son
– Ver crecer a las personas es una pasión
– Elegir el gozo. (A veces, usted simplemente elige el gozo).

7) Seguir a Jesús con pasión
Jesús es la cabeza de la Iglesia y mantiene las cosas unidas. (Colosenses 1:17-18) Cuanto más tiempo lidere, más significará eso para usted. Esa escritura significa más para mí cada año. Me recuerda que no tengo el control, y que Dios está conmigo sea cual sea el desafío.

Como líderes, podemos estar a cargo, pero no en control. Dependemos del poder y del favor de Dios para que todo lo que tiene valor eterno tenga lugar.

Como yo, estoy seguro de que usted está agradecido por el consuelo, la gracia, la sabiduría, el poder, los dones y el fruto del Espíritu. El Espíritu Santo es el gran don que Jesús prometió justo antes de ascender al Cielo. (Hechos 1:8-9) Pero aún más, estoy agradecido por el sacrificio supremo que Jesús pagó en la cruz y el don de la vida eterna. Sin eso, sin Su resurrección, servimos en vano.

Desde esta perspectiva, dedique tiempo a su relación personal con Jesús. Los momentos tranquilos y reflexivos de oración son un gran regalo para usted mismo.

Derechos de Autor © 2023 Dan Reiland

Traducido por: Elizabeth Guevara Cabrera