5 Razones por las que la Oración es un Desafío –
con Ideas para Avanzar

Por Dan Reiland

Podría decirse que la oración es la fuerza más poderosa del mundo; literalmente, cambia la vida. Sin embargo, la mayoría estaría de acuerdo en que la oración es significativamente subutilizada.

¿Por qué? La oración requiere energía, concentración, disciplina y tiempo. Si fuera fácil, más gente oraría, y los creyentes orarían con más constancia y quizás incluso durante más tiempo.

No hay ninguna ley o fórmula para saber cuándo o cuánto tiempo hay que orar. . .

Sin embargo, hay algo innegablemente poderoso en pasar más tiempo con Dios, escuchar Su voz, elevar tus oraciones y ver cómo suceden los milagros.

La oración es una bendición, no una carga; es un privilegio, no una presión.

Los líderes no están excluidos de esta conversación.

No es raro que el trabajo del ministerio nos aleje del poder del ministerio – la oración. Podemos llegar a estar tan ocupados en hacer el bien; tenemos poco tiempo para lo que es mejor. Este no es un problema nuevo, pero cuanto más tiempo dirijo, más me doy cuenta de la profundidad del poder de la oración.

La oración es trabajo, pero también da alegría. La comunión íntima con Dios a través de la oración es extraordinaria. Poder hablar con el Creador de los cielos y de la tierra y saber que Él escucha, se preocupa y responde es un don extraordinario. Dios quiere que Le conozcamos, nos invita a hablar con Él y, a partir de ahí, capacita nuestro liderazgo por el bien de Su Iglesia.

Conocer las razones que hacen que la oración sea un reto nos ayuda a avanzar hacia un mayor nivel de oración.

5 Razones por las que la Oración es Difícil e Ideas para Avanzar:

1) Se permite que las presiones externas pesen más que los valores internos.

El corazón es atraído hacia el tiempo con Dios, pero la mente es atraída hacia las cosas que hay que hacer. ¿Es esto cierto para usted?

Ese es el dilema de la mayoría de nosotros, los líderes. La razón por la que nuestro trabajo puede robar nuestro tiempo con Dios es que las presiones externas gritan fuerte y ahogan la voz tranquila pero verdadera de nuestros valores y el deseo de estar con el Padre.

Jesús nunca es ruidoso ni exigente; sólo abre la puerta y espera.

Nuestro mejor camino para vencer el ruido externo de la presión es establecer una rutina disciplinada de oración, la cual, una vez establecida, siempre se convierte en un gozo al que no puedes esperar para llegar. ¡De verdad que sí!

Tengo una pequeña sala de oración en el sótano de mi casa y me encanta pasar tiempo allí. Es como un santuario sagrado. A menudo tengo la tentación de irme antes de lo que deseo (cosas que hacer), pero la paz interior que me da la voz de Dios invitándome suavemente es tan buena. Esa sensación de «quédate un poco más» es a menudo justo lo que necesito.

¿Y usted? ¿Cómo se enfrenta a la presión de perseguir la lista de tareas pendientes?

2) El reino sobrenatural incluye una batalla.

La oración es alegre, pero no es una fiesta. La oración le acerca a la paz y la presencia de Dios, pero también entra en una batalla espiritual simplemente por alinearse con Dios. Efesios 6:10-18 nos recuerda que aunque el ministerio se basa en el reino humano, está conectado a una batalla en los «reinos celestiales». Las batallas son trabajo.

No siempre es intuitivo percibir la batalla porque cuando nos empapamos de los Salmos o meditamos en las epístolas, etc., no se siente como una batalla. De hecho, la presencia de Dios es una delicia.

Sin embargo, a través de los tiempos difíciles, los grandes problemas, los días desalentadores, los reveses y el sufrimiento, ninguno de los cuales puede evitarse, se nos recuerda la realidad de la batalla. Puede ser duro aguantar cuando su alma está cansada, pero ese es el momento de profundizar y orar más. También es el momento de pedir a sus compañeros de oración que oren aún más por usted.

3) Nuestra fe se pone a prueba en algún nivel.

Lo que oramos revela lo que creemos.

¿Alguna vez ha orado largo y tendido, y no parece que Dios lo haya escuchado? ¿O tal vez lo escuchó, pero no parece responderle? Sabemos que Dios responde a la oración, pero como no siempre es como esperábamos o cuando queríamos, es humano preguntarse si Dios está con uno.

La duda puede golpear al mejor de los líderes en ocasiones. No quiero decir que se pregunte si Dios le ama o si está salvado, sino si está con usted en ese momento tan difícil. En última instancia, estos momentos se reducen a la fe y la confianza. Por eso es tan importante el cuerpo de Cristo. Espero que nunca intente navegar solo por los momentos difíciles.

4) Cuando olvidamos las respuestas del pasado mientras nos centramos en las incógnitas del futuro.

Las incógnitas del futuro pueden causar estrés, ansiedad y preocupación. Seamos francos. Los líderes también somos humanos, y nos preocupamos por la iglesia, organizativamente, y aún más por las personas, relacionalmente.

Recordar las promesas de Dios y las oraciones que Él ha respondido es un gran remedio para los momentos difíciles que usted enfrenta hoy.

Me encanta este pasaje de Filipenses 4:6-7. Usted sabe que Dios responde a las oraciones, pero en el momento, puede que necesite apoyarse en esto.

«.. No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión,
con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.»

Esto nos ayuda a vencer las preocupaciones de lo desconocido y a recordar la fidelidad de Dios en nuestras vidas. Ore desde el conocimiento de la fidelidad de Dios. Recuerde lo que Él ha hecho por usted.

5) La tecnología ha hecho que sea difícil estar callado y quieto.

Es mejor que no traiga mi iPhone a mi cuarto de oración, pero a menudo «parece» necesario. (Lo sé, en realidad no lo es.) Cuando lo hago, casi siempre es una distracción. Dos cosas que pueden distraerme fácilmente… mi teléfono (con sus ilimitadas opciones) y algo sobre guitarras.

En un nivel más profundo, la tecnología ha hecho difícil para muchos de nosotros estar quietos o en silencio y esperar en Dios. La tecnología nos ha ayudado a acostumbrarnos a una vida increíblemente acelerada, pero Dios no tiene prisa. La oración requiere tiempo; tenemos que aprender a estar quietos. Estamos entrenados hacia la tecnología, y la tecnología es buena sin duda, pero no siempre es útil para todas las situaciones.

He aquí tres preguntas prácticas:

  • ¿Qué le ayuda a ir más despacio y a ser más reflexivo?
  • ¿Qué le ayuda a estar quieto y esperar en Dios?
  • ¿Qué le ayuda a estar en silencio y escuchar Su voz?

Copyright © 2023 Dan Reiland

Traducido por: Elizabeth Guevara Cabrera